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- A los seres intelectuales: Los ángeles y los hombres reciben la gra– cia divina por estar ordenados a un fin sobrenatural. Las creaturas no intelectuales carecen de capacidad para recibir la gracia. DIVERSAS CLASES DE GRACIA: Dice San Pablo que «hay diversi- dad de dones, aunque uno mismo es el Espíritu» (1 Co 12, 4). · Las gracias o dones de Dios se dividen fundamentalmente en: - Gracia santificante o habitual. - Gracias actuales. GRACIA SANTIFICANTE: es la que nos ,hace hijos de Dios y here– deros del cielo, es decir, consiste en un don interior, adherido a nuestra alma, que nos transforma y nos da la nueva vida de hijos de Dios. .Lo que Dios pretende con su gracia es precisamente esto: Dar una nueva vida sobrenatural:, «La gracia y la verdad vino por Jesucristo» (Jn 1, 17). «He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10, 10). GRACIAS ACTUALES: La vida sobrenatural requiere también, como la vida natural, condiciones exteriores para existir (surgir, permanecer y desarrollarse). Estas condiciones han de ser sobrenaturales y las tiene que dar Dios. 2.-LA GRACIA SANTIFICANTE Y SUS PROPIEDADES Gracia santificante es un nuevo modo de ser interior del hon:ibre, por el que vive la vida misma de Cristo en Dios. El Concilio de Trento dic;e: «Por el Espíritu Santo se difunde la caridad de Dios en el corazón de los que son justificados, y les queda inherente;1> En la Sagrada Escritura se nos revelan tres propiedades principales de Ja gracia santificante: -:- Es un nuevo modo de ser interior del hombre: Le transforma· más aún de lo que cambian, por ejemplo, los nuevos conocimientos de la inteligencia. Dice San Pablo: «El que es de Cristo se ha hecho criatu– ra nueva, y lo viejo pasó, se ha hecho nuevo» (2 Co 5, 17). - Es un modo de ser vital, pues da una vida nueva, como se colige de la alegoría empleada por Jesús de la vid y los sarmientos. «Como el sarmiento no puede dar fruto de sí mismo, si no permanece en la vid, tampoco vosotros ,si no permanecie– reis en Mí. Yo soy la vid y vosotros los sarmientos. El que permanece en Mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque sin Mí no podéis hacer nada» (Jn 15, 4-5). - Es comienza de la misma vida eterna del cielo. 120 Según San Pablo «poseemos ya las primicias del Espíri– tu» (Rm 8, 23); Y Jesús afirmó: «En verdad, en verdad os digo: El que cree tiene la vida eterna» (Jn 6, 47).

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