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CAPÍTULO VII MOTIVOS PARA SER MISIO.YEROS Los motivos por los cuales uno se puede determinar a ser misionero en lejanas tierras son varios. Unos pue– den ser laudables, otros no. Algunos, buenos, pero inefi– caces o inadecuados. Otros motivos, totales, eficaces y rectos. Para que la vocación sea verdaderamente divi– na y un llamamiento especial de Dios es necesario que el candidato o aspirante tenga rectitud de intención, es decir, que se determine por los motivos o fines que Dios quiere y la Iglesia pretende en la institución de las mi– siones o en el apostolado misionero. En la imposibili– dad de tratar de los fines particulares que cada uno se puede proponer al determinarse a ser misionero, los reduciremos a ciertos grupos que nos sirvan como guio– nes o criterios de discernimiento. Hay motivos naturales que, aunque en sí no sean ilí– citos para toda clase de personas, sin embargo, no se pueden admitir ni alabar en los misioneros enviados por Dios y por la Iglesia para evangelizar al mundo, salvar las almas y extender el reinado de Cristo por toda la tierra. 1. Motivos económicos.-Los misioneros, aunque sean seglares o auxiliares, no deben moverse a ir a las 7
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