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SEGUIDME.-VOCACIONES MISIONERAS 91 tido de la capacidad; en otro lugar veremos cómo debe perfeccionarse. 1. El misionero debe poseer capacidad suficiente para los estudios eclesiásticos. No es necesario un ta– lento extraordinario, pero sí suficiente. Los que no pue– den ejercer el ministerio en tierra católica, en las dió– cesis organizadas, tampoco se les debe enviar a misio– nes. Es necesario que el misionero posea las ciencias eclesiásticas comunes a todo sacerdote y algunas otras cosas especiales necesarias para la buena marcha de la misión, como más adelante diremos. Obran, por tanto, muy mal los Superiores que pien– san que algunos sacerdotes súbditos no serán capaces de ejercitar los ministerios en sus diócesis o provincias, pero que serán útiles para los territorios de misiones. Allí podrán enseñar el catecismo, decir la misa, bauti– zar, etc. Eso es un error y un engaño. Precisamente en los territorios que carecen de libros, consejeros y otros muchos medios, de que se dispone en los países católi– cos, se hace más difícil el ministerio. El sacerdote mi– sionero debe estar preparado y dispuesto a todo lo que ocurra. 2. Además de una capacidad suficiente, se necesita también un buen criterio práctico para ejercitar la pas– toral misionera con fruto. 3. Es necesaria en el misionero una voluntad recta y firme. Un abúlico, lunático, voluble e inconstante no es un sujeto idóneo para ser misionero. A continuación hablaremos de las cualidades mora– les del misionero. Con estas indicaciones y lo que se dirá, después, acerca de la formación de los misioneros, se completará la materia de este artículo.

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