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64 DH, P. PÍO M.ª DE MONDHEGA,.'•ms, º· F. M. CAP. da por razón de jurisdicción, y no se pueden llamar tierras de misión en sentido teológico, verbigracia, Aus– tralia, la Abadía de San Mauricio en Suiza, etc. Tierra de misión, teológicamente hablando, es aque– lla en la cual la Iglesia católica no está perfectamente constituída y consolidada con todos los órganos y medios correspondientes para conseguir sus fines. ¿ Cuúndo se puede considerar que la Iglesia ha llega– do a su perfecto desarrollo? Respondemos con las pala– bras de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide: "Entonces puede decirse que la Iglesia está fundada en una región cuando allí se rige por sí misma con propias iglesias, con clero nativo del lugar y con medios pro– pios; en una palabra, cuando no dependa allí más que de sí misma" (G). G. Fines de las misiones. Los principales y directos son tres: a) Supremo, por– que en último término deben siempre tender a la gloria de Dios. b) Genérico, en cuanto se dirigen a la salvación de las almas. c) Específico, porque deben procurar la plantación de la Iglesia católica donde todavía no lo está, a fin de que todos los hombres dispongan del medio ordinario y normal de salvación y santificación estable– cido por Jesucristo en la presente economía sobrenatu– ral. Una vez que la Iglesia está establecida de modo de– finitivo, con jerarquía y medios necesarios suficientes, cesa el estado de misión y el territorio entra a ser del derecho común. (6) AAS, tomo XV, 1923, pág. 370.

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