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44 DR. P. PÍO M.ª DE MONDREGANES, O. F. M. CAP. cerse eficaces. No hay, pues, un precepto que obligue sub gravi o sub levi. Es un camino posible, bueno, exce– lente que Dios aconseja, abre, facilita y da la gracia para seguirlo, pero no lo impone con fuerza obligatoria. Esta es doctrina común en cuanto a la rigurosa obligación. ¿Qué se sigue de la resistencia? El candidato que es llamado por Dios, que es objeto de una gracia especialísima, que se mueve por un im– pulso y una acción invisible del Espíritu Santo, que Dios le propone una misión para su gloria, para la propia santificación, para el bien de la Iglesia, y, no obstante, se resiste al beneplúcito divino, no quiere secundar los planes y fines bondadosos ele Dios sobre él, no se puede negar que se enfrenta con Dios; la voluntad humana contradice a la divina. Prúcticamente no se aprovecha de la gracia y del don de Dios, que ha puesto sus mira– das bondadosas sobre él. Si no hay pecado formal, por lo menos hay falta de generosidad, de abnegación, de sacrificio, de gratitud, de delicadeza, de amor noble y sincero. ¿ Qué sucederá a esta persona que voluntaria- 111.ente se pone fuera de los planes de Dios? Es fácil que sea un m.iembro dislocado, un pobre infeliz en la vida, un desgraciado en la muerte. Dios quiere que todos se salven y a todos da los medios, pero esa ingratitud no puede menos de resfriar el amor de caridad entre el hijo ingrato y el Padre bondadoso ...