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SEGUIDME.-VOCACIONES MISIONERAS 43 pecan los confesores, directores, rectores y Prelados que, sabiéndolo ciertamente, consienten o permiten. Los Pre– lados están obligados a las admoniciones oportunas para que los candidatos no se acerquen temeraria y presun– tuosamente, movidos mús por respetos humanos que por la verdadera y sincera vocación interna inspirada por el Espíritu Santo. ARTÍCULO 4.º De la obligación de seguir la vocación eclesiástica. ¿Existe una obligo.ción moral bajo pecado de seguir la vocación divina al sacerdocio? Hay dos opiniones: una rigorista que afirma, y otra, más mitigada, que niega. La sentencia común entre los moralistas es que la persona llamada por Dios al sacerdocio, si no correspon– de a la vocación, no peca; a no ser que la desprecie o la deje por motivos pecaminosos. La razón es porque la vocación es una invitación di– vina a un estado más perfecto, la cual no induye, gene– ralmente hablando, ningún precepto. La simple invita– ción de Dios a una cosa es una voluntad de beneplácito de Dios, un don de su bondad; pero no un imperio o precepto obligatorio per se. El consejo y la invitación no son preceptos. Además, en tanto estaría obligado el que se siente con vocación o invitado a un estado más perfecto en cuanto, si no la sigue, se priya de las gracias suficientes y necesarias a la salvación eterna; pero Dios a ninguno niega esas gracias suficientes, las cuales, por medio de la oración, del sacrificio y de la penitencia, pueden ha-

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