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SEGUIDME.-VOCACIONES MISIONERAS No es ésta la oportunidad de tratar de las excelencias de los estados de perfección ni de las señales de voca– ción. Dios se sirve de multitud de ocasiones para suscitar las vocaciones a la inmensa variedad de Ordenes e Ins– titu los religiosos que existen en la Iglesia católica. Como dice el P. Lapuente, "al Señor toca de proveer de gente a todas, lla1nando a unos para una Orden, a otros para otra, para que así se conserven. Además, en el estado religioso concurren tres cosas, que requieren el favor de la divina vocación; porque, por una parte, es tan alto y empinado, y, por otra, tan arduo y difícil, y el hombre de suyo tan flaco y miserable, que nadie tendrá únimo ni fuerzas para abrazarlo si el 1nismo Señor no le llama y trae con la eficacia de su santa inspiración (¿1). Los modos de inspirarle serán múltiples, pero dirigidos por la Divina Providencia que dispone con peso y medida de todas las cosas, consigue sus fines fuerte y suavemen– te, a veces por medios del todo desconocidos e inespera– dos. No somos nosotros los que elegimos a Dios, sino que Dios nos elige a nosotros para que seamos santos" (5). ARTÍCULO 2.º ¿Flay obligación de seguir la vocación religiosa? La vocación religiosa es una invitación de Dios a un estado más perfecto, al cual, si no se corresponde, se desagrada más o menos a Dios. Si no hay un precepto (4) De la perfección del cristiano en el estado religioso, tomo I, página 400. Barcelona, 1873. (5) Joann., XV, 16.

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