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28 DR. P. PÍO M.ª DE MONDREGANES, O. F. M. CAP. el camino y se dirige por otro punto, caminará en vano; se alejará cada vez más de su destino. Aunque no sea opuesto, quizá no sea el más recto y seguro, y andará dando vueltas y giros. Aquí somos viajeros que camina– mos hacia la eternidad feliz, el cielo es nuestra morada definitiva. Aquí no tenemos una ciudad permanente, buscamos la futura. El camino no es igual para todos: cada uno tiene su itinerario especial, un estado particu– lar, un oficio, un cargo, una condición de vida en la sociedad. Es cosa muy importante que cada uno conozca el camino por donde Dios le llama. Si alguno se equivoca en la elección del camino puede ser que retarde, difi– culte o frustre el fin. c) Vocación religiosa.-En la vida social del hom– bre puede haber varios estados particulares de mayor importancia, de los cuales nos conviene tratar. Uno es el estado religioso. Este es el de los cristianos, hombres o mujeres, llamados por Dios a un estado de perfección evangélica, reconocido y aprobado por la Iglesia, con la observancia de los consejos evangélicos de obedien– cia, pobreza y castidad. Es un estado sublime, excelente; pero que supone abnegación y sacrificio, renuncia de sí mismo y de sus cosas. Cuántos y cuáles son los estados de perfección evangélica actualmente en la Iglesia no pertenece a nosotros explicarlo. d) Vocación clerical o eclesiástica.-Es el llama– miento de Dios para consagrarse a los divinos ministe– rios. Es el estado de los sacerdotes diocesanos que se dedican al culto y servicio de la Iglesia. En algunas co– sas coincide con el estado religioso, pero en otras se di– ferencia, verbigracia: en el voto de pobreza, al cual el sacerdote secular per se no está obligado.
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