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CAPÍTGLU V LUG~lR Y EXTEIYSION DE L.4 FORJL:1CION ¿Dónde se debe formar el futuro misionero? ¿Es me– jor en la propia patria o en los territorios de misión'? Se deberá examinar cada caso en particular. Pero, en general, muchas cosas se deben saber ya antes de salir para las misiones. Toda la formación humanística, filo– sófica, teológica, pastoral, etc., es necesario adquirirla dun:.nte la carrera. La especial rnisionológica creemos que también, a no ser que Ordenes o Institutos tengan colegios o Seminarios en los mismos territorios de mi– sión; porque entonces mejor sería llevar a ellos a los jóvenes aspirantes para que se fueran aclimatando y preparando para el futuro apostolado en la misma tierra <le sus actividades. Antes de salir al ministerio podrún conocer mejor las lenguas, las costumbres, la historia, la mentalidad de los indígenas. Pero esto no es general– mente posible. Sólo las Ordenes numerosas con muchos elementos y muchas misiones podrún realizarlo. También conviene distinguir entre disciplinas. Hay algunas que se deben lle-var ya aprendidas. Hay otras que se podrún aprender mejor allí mismo sobre el lugar, bajo la dirección de algún misionero docto y experi-

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