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CAPÍTULO IY DE L.4 FORJJACIO.Y ISTELECTUAL La formación intelectual de un apóstol requiere es– fuerzo y tiempo. Los misioneros sacerdotes que proceden de Institutos religiosos o de las diócesis tienen ya una preparación general eclesiástica para la acción apostó– lica, habiendo estudiado siete años de Humanidades clá– sicas, tres años de Filosofía y cuatro de Teología. Al– gunos han cursado estudios especiales en Colegios o Centros universitarios que pueden proporcionar a los misioneros conocimientos de obras, de tendencias y de personas que les servirún de utilidad orientadora para su futuro apostolado. Además de esa cultura eclesiástica que todo sacerdote debe poseer, al misionero le serán útiles o necesarios otros muchos conocimientos para el buen desempeño de sus ministerios en los territorios de misiones. Dice el Papa Pío XII: "Es necesario, además, que los misioneros, mientras están en la patria, atiendan a una formación completa en el campo de la virtud y de las ciencias eclesiásticas, pero también aprendan aquellos conocimientos de orden técnico y cultural que pueden serles mayormente útiles en las misiones. Es preciso que conozcan las lenguas, especialmente las que sobre el te-

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