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CAPÍTCLO PRIMERO ,VECES/DAD DE U,VA. BUENA FOR:11ACION El que tiene la vocación misionera y estú decidido a partir para conquistar el reino de Dios es como un sol– dado que está llamado a incorporarse al ej éreito nacio– nal. El buen soldado defensor o conquistador de la pro– pia patria debe aprender la instrucción, saber manejar las armas y estar siempre dispuesto a obedecer, sea en tiempo de paz, sea en tiempo de guerra. El misionero llamado por Dios a incorporarse en la vanguardia del ejército misionero y trabajar en primera fila para conquistar almas para Cristo es necesario que esté instruído y sepa cumplir con su deber; que esté de– bidamente armado con las armas apropiadas para cum– plir la misión que la Iglesia le confía. Las vocaciones misioneras más comúnmente se sus– citan entre jóvenes ardientes, llenos de sublimes ideales y pletóricos de celo por la salvación del mundo. Es nece– sario fomentar y dirigir esas nobles aspiraciones. Se re– quieren esfuerzo y tiempo. Dios formó misionero a San Pablo de un modo rápido y maravilloso; pero ése no es el modo ordinario. La formación del misionero debe ser lenta, gradual e integral. A esta formación completa en todos los órdenes con
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