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122 DR. P. PÍO M." DE M:ONDREGANES, O. F, l\L CAP. Para ser auténtico misionero no bastan la propensión interna, los deseos ardientes del aspirante, aunque éstos procedan del llamamiento divino; es necesaria la voca– ción e:rterna o canónica, el envío oficial de la Iglesia. Para todo misionero sacerdote, religioso y seglar se ne– cesita la elección y el envío de la competente autoridad eclesiástica o religiosa. El llamamiento jerárquico del misionero es el que manifiesta o confirma el llamamien– to de Dios. Como ninguno puede ascender al sacerdocio si no es llamado oficialmente por el Prelado competente, del mismo modo ninguno puede decir con verdad que es misionero auténtico, si no recibe el mandado de la jerar– quía, que obra por sí o por sus delegados. Ahora bien, sabemos que unos reciben la vocación externa o canónica, otros no. Luego los que no la reci– ben no pueden llamarse con propiedad misioneros que trabajan en tierra de infieles o acatólicos, aunque ten– gan mucho celo por las almas y por la dilatación de la Iglesia. Tendrán quizá mucho espíritu misionero, cola– borarán con todas sus fuerzas, darán cuanto tienen y a sí mismos por las misiones, pero de hecho canónicamen– te no son misioneros oficiales. La autoridad competente para seleccionar y mandar a los candidatos debe primero examinar si éstos tienen recta intención, si son idóneos para ser enviados, si re– visten las cualidades necesarias para el apostolado en territorios misionales. Sería imprudente y temerario el Superior que mandara a un súbdito que no tiene cuali- consigli, vita piu perfetta, attivita piu alta, purche tale oggetto pre– senti caratteri speciflci propri, capaci di distingucrlo da cío che s,i las1:ia per assicurnrselo o da cío che si scarta per fare la propria 'Scclta." Op, cit., en el Pens. Miss., 1942, tomo XIV, púg. :J00; VAN– ZIN, op. cit., págs. 49-56.
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