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SEGUIDME.-VOCACIONES MISIONERAS 119 nuestra opinión vamos a empezar por el argumento de autoridad, citando los últimos Pontífices. Benedicto XV dice: "Si et in clero et in Seminario dioecesano apostolatus semina, quae quis forte sibi inesse ostenderit, studiose foveatis" (21). Luego, según el Pon– tícife, se pueden dar las semillas de vocación, las cuales se deben cultivar con diligencia en los jóvenes que las sienten. Esas semillas no son otra cosa que las gracias especiales de Dios, que no todos las sienten. Lo mismo confirma Pío XI: "Si qui igitur in dioecesi cuiusque vestra aut adulescentes aut clerici aut sacer– dotes apostolatum eiusmodi praecellentissimum vocati divinus videantur, propensis eorum consiliis studiisque gratia et auctoritas vestra obsccundct, nedum aliquo pacto obsistatis" (22). La expresión divinitus vocati ma– nifiesta la necesidad de una vocación misionern que no todos tienen, aunque pertenezcan o aspiren al sacer– docio. Pío XII, en sus Letras a los Obispos de Portugal: "Es necesario orar para que el Señor se diyne suscitar muchas vocaciones misioneras, sea en Portugal, sea en– tre los indígenas de los dominios, ya sean vocaciones sacerdotales, ya ele hermanos coadjutores, ele religiosas y de catequistas" (23). Y en la Encíclica Evangelii Praecones, del 2 de junio de 1951, repite: "En primer lugar, hay que considerar que aquel que por una inspiración celeste se siente lla– mado a enseñar la verdad del Evangelio y las virtude& (21) Maximum illucl, Sglloae, p;Cig. 125. (22) Crf. Rerznn Eccl., 28 febrero 1926, .·LIS, tomo XYIII, pág. 70; in SgUoye, pág. 246. Roma, 19,rn. (23) Cfr. L'Osseruatore Romano, 29 junio 1940.

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