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106 nn. P. PÍO M.ª DE MONDUEGANES, º· F. M. GAP. 10. El indiferentismo religioso.-No tratamos del indiferentismo religioso en el sentido de no cuidarse para nada de las cuestiones religiosas ni de la práctica de la vida cristiana; se trata de un indiferentismo con– fesional y religioso más o menos difundido por el mun– do docto. No falta quien afirma que todas las religiones son buenas; que en todas se puede dar culto a Dios; en toda religión es posible la salvación estando de buena fe. ¿Para qué, pues, perturbar la tranquilidad de los pue– blos? Dejarlos a cada uno con su religión. Deja al ma– hometano que siga la doctrina de Mahoma; a los judíos, que se contenten con el Antiguo Testamento; a los hin– dúes, que poseen una religión elevada y tienen sus sa– bios y sus nústicos... Es una teología muy cómoda presentar el problema de la salvación de los infieles tan f úcil. Se corre riesgo de suprimir la necesidad de las misiones, o de reducirlas a un lujo, a una conveniencia. Ignoramos el número de almas que se salvan en las religiones no católicas; pero pensemos en las enseñanzas de la teología católica y en las condiciones que se requieren para conseguir la sal– vación. Condiciones de fe sobrenatural, de esperanza y de caridad, de gracia santificante, de pertenecer a la Iglesia, de observar la ley natural, etc. Si teniendo todos los medios sobrenaturales en la úni– ca Iglesia verdadera es difícil la salvación, ¿ qué será si se vive fuera de ella? "Con temor y temblor obrad vues– ~ra propia salud" (3). (3) Pliil., II, 12.
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