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104 nn. P. PÍO M.ª DE M01'7JREGANES, o. F. M. CAP. vida, suele ser desagradable y amargo. Luego se nece– sita un vencimiento especial proporcionado al obs– táculo. 6. Los escrúpulos 1J temores.-Hay caracteres tími– dos y almas escrupulosas que temen no tener las cua– lidades suficientes, que no ven con claridad la voca– ción, que les espantan las fieras salvajes y los reptiles malignos, que les impresiona el nudismo de las tribus primitivas, que no aman la vida de agitación, que pre– fieren la vida de observancia regular, de oración, de contemplación y de soledad claustral. No se les puede medir a todos por la misma medida ni imponer a todos las mismas cargas. El modelo de santidad es Jesucristo, pero los caminos y modos de llegar a Él pueden ser varios. La prudente dirección sa– brá conducir a cada uno por su propio camino. La Di– vina Providencia, obrando fuerte y suavemente, con– duce a cada uno por su camino hasta llegar a la meta o fin que Dios se propone en este universal concierto del mundo y de la Iglesia. 7. ¡Hay poco clero en la diócesis!-No faltan Obis– pos que dicen: "Yo tengo poco clero en mi diócesis; primero debo atender a mis ovejas, a mis parroquias, a mis necesidades." Una y otra cosa son uecesarias. Tres Sumos Pontífices, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII, exhortan a los Prelados a que no miren la escasez de clero; que promuevan las vocaciones de los jóvenes se– minaristas, y que les dejen libres para irse a las misio– nes. Si pierden uno para la diócesis, Dios multiplicará las vocaciones. La experiencia lo enseña (2). (2) Cfr. cap. IV, pág. 75 y sigs.
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