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102 nn. P. PÍO ~•." DE MON"!lREGAN"ES, º· F. M. CAP, fúdlmcnte a la familia, adquieren amistades y gustan de los éxitos y de los aplausos de los sencillos y nobles fieles ... De los veinticinco a los cincuenta serún los me– jores años parn desarrollar con fruto y eficacia la acti– vidad misionera. IIay ejemplos de misioneros que han pedido marchar pasados los sesenta años. Pero, por lo general, es den1m;foda edad. 2. La salud.---Hcrnos dicho que se rerruicre lmena snlwl, pero no mu:: rohn:;!:1. Porque hoy son mús fúci– les las commücncimics y las prodsiones alimenticias. No hay que lwccr c,11m de las pequeñas indisposiciones, dolores y ir:rnsiloria:, debilidades que se sufren bajo to– dos los climas del mundo. También se dehcn distinguir los territorios. Hny di– mas exlrenwdmiwnte frfos o calurosos y climas mús templados. Unas regiones son peligrosas para algunas cnfermedade:,, otras favorables y climáticas. En la prúc– tica se dchc examinar cada caso en particular y seguir el conscj o del doctor recto y desinteresado, conocedor de las personas, dl: las enfermedades y de las regiones. 3. La /amilia.~ El amor a los padres, hermanos y demús parientes e1; muy natural y legítimo. Pero p0r motivos superim·es se puede sacrificar. Jesús dice pm– Snn l\Iateo: "Y todo aquel que dejó casas, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o campos, por causa de mi nombre, rccibirú el bien doblado y poseerá en herencia la vida cierna" (1). Las palabras de Jesús y los ejemplos de tantos religiosos y misioneros nos de– ben servir de estínmlo para no dejarnos vencer de los afectos naturales y romper con los vínculos de la sangre. (1) Jl,folf., XJX, 29.

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