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SEGUIDME.-VOCACIONES MISIONERAS !)!) y de santidad de que dispone para conseguir los frutos de la redención. Continuar la misión que Él mismo co– municó a la Iglesia, después de la Resurrección, antes de subir a los cielos. Concedió a los Apóstoles todos sus poderes para que extendieran y consolidaran la Iglesia en todas las partes del mundo: Eimtes, doce te ... Predi– cate Evangelhzm ... Este es el finis operis de la misión de Cristo comu– nicada a los Apóstoles: Fundar Iglesias autóctonas uni– das a la única y universal Iglesia, sociedad establecida por Cristo. Después de cumplir completamente esta mi– sión cesa la razón de ser de las misiones como tales. Continúa sólo el apostolado de la conservación de la fe y del mantenimiento de fa vida cristiana ... Luego el motivo determinante principal, esencial de la vocación misionera, es el mismo de las misiones en sí mismas. Estas misiones incluyen necesariamente el preceto de Cristo y la obediencia a la Iglesia. De este fin principal se derivan otros fines secunda– rios que tienden a completarle. Adernús, la Iglesia per se se ordena a la santificación y salvación de las almas. La santificación de las almas por medio de la Iglesia y en la Iglesia se ordena también a la gloria de Dios y de su Hijo .Jesucristo, enviado por el Padre para esta mi– sión. Estos son los fines supremos y remotos de las misiones. Luego los motivos determinanics de la vocación mi– sionera deben ser los mismos de la misión en sí. Iden– tificar el fin del operantis con el finis operis. El candi– dato no los conocerá explícitamente, pero basta implíci– tamente de una manera vaga. Quiere ser misionero para

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