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SEGUIDME.-VOC.\CIONES MISIO;\l'EIL\S 97 de ofrecer la ocasión de satisfacer sus aficiones natura– lísticas y dentíficas; pero no debe moverse a ir a la misión por esos fines de orden científico y natural. .. 5. Falta de capacidad.-No faltan Superiores y au– tores que afirman que para las misiones todos valen. Piensan que los que no sirven en la patria para los mi– nisterios pueden servir en las misiones para enseñar la doctrina cristiana, bautizar, etc.; que en los territorios misioneros se necesitan también hombres inteligentes y bien preparados, por las condiciones especiales en las cuales se encuentran ... Los que en la patria no sirven para los ministerios tampoco deben servir en las mi– siones. 6. Deseos del marlirio.-Dar la vida por la fe es cosa heroica y gloriosa. El martirio es semilla de cris– tianos. La sangre de los mártires fecunda la tierra para que dé frutos de orden espiritual. Antiguamente muchos misioneros iban en busca del martirio. Por su método especial de apostolado, luego lo conseguían. Predicaban en las plazas, en los templos paganos, en las mezquitas, contra las religiones del país, contra los fundadores de la religión. De ese modo fácilmente suscitaban las iras de los habitantes, que ter– minaban por expulsarles del país o por meterles en las cárceles y quitarles la vida. No hay que dudar que los misioneros obraban de buena fe, que rechazaban los errores, despreciaban los ídolos y deseaban morir por Cristo. De ese modo, también en nuestros tiempos se puede buscar el martirio. Si uno, en país sarraceno, se pre– senta en la mezquita predicando contra Mahoma, de– nunciando sus vicios y doctrinas, entonces los secuaces
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