BCCCAP00000000000000000000632
94 DR. P. pfo M.ª DE MONDREGANES, O. F. M. CAP. condición, y continuar en su existencia y actividad co– rrespodiente. Todo eso no se puede hacer sin dinero y sin gastos. Luego se requieren los medios materiales. No es necesario que los pueblos sean ricos, pero no tan po– bres y miserables que no puedan sostener las cargas materiales que supone la creación o establecimiento de la Iglesia. 4. La Iglesia católica tiene una sola cabeza, un solo jefe, que es el Vicario de Cristo en la tierra, el sucesor de San Pedro. Los Obispos deben estar unidos y en co– municación con el Papa. Una separación e imposibilidad de comunicación transitoria no impediría la creación de una Iglesia particular; pero, si la comunicación fuera imposible por largo tiempo, sería, por lo menos, un gran obstáculo para establecer la Iglesia en una región. 5. Cuando, pues, en una región se encuentran todos los medios y posibilidades de constituir y establecer de– finitivamente la Iglesia, urge el problema del clero y de la j erarquia, la organización interna y la indepen– dencia de los misioneros extranjeros. Del derecho de Propaganda Fide debe pasar al derecho común y ordi– nario por el que se rigen las Iglesias en los países ca– tólicos. Cuándo y cómo jurídicamente se debe dar ese paso, depende de la Santa Sede. Pero ¿ cuándo teoló– gicamente se podría juzgar que tal paso es posible'? Cuando la Iglesia, en aquella región determinada, ha llegado a tal madurez y crecimiento que ya puede vivir, desarrollarse y trabajar por sí misma sin apoyo del extranjero. Cuando sea suficiente a sí misma y pue– da continuar viYiendo, prosperando independiente de otras naciones, v. gr., Inglaterra, Australia, Estados Uni-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz