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mación del clero indígena poder tan sólo ayudar a los misioneros extranjeros, desempeñando los ofieios de menos importancia, sino que su objeto es formarles de suerte que puedan P-1 día de mañana tomar dignamente sobre sí d gobierno de su pueblo y ejercitar el divino ministerio. Pues, siendo la Iglesia de Dios católica y pro– pia de todos los pueblos y naciones, es justo que haya en ella sacerdotes de todos los pueblos, a quienes pue– dan seguir sus respectivos naturales como a maestros de la ley divina y guías en el camino de la salud (B). El clero indígena, en general, no carece de faculta– des para el sacerdocio. Lo que es necesario absoluta– mente es una buena formación física, intelectual y mo– ral. Las normas que se aplican a los aspirantes al sacerdocio o al estado religioso en países católicos se deben también aplicar en los países no católicos. Luego los misioneros no sólo deben fomentar las vocaciones, sino también atender a la formación de los candidatos, suministrando los solícitos cuidados que son necesarios en la educación de la juventud eclesiástica. 3. Seminarios y Colegios.-Es evidente que para la buena formación de los candidatos son indispensables los Colegios, los Seminarios Mayores y :Menores, organi– zados y puestos a la altura de los Seminarios diocesanos en los países católicos. Si esto no es posible realizardo en algunos Vicariatos o Prefecturas, se debe procurar fundar Seminarios Regionales o Centrales, donde los jó– venes aspirantes puedan disponer de todos los medios y de todo el personal docente para su debida formación. Si esto no es factible, procurar enviar a los alumnos (3) Cfr. .Maximum illud, Sylloge, pág. 118.
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