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_',S___ DH. P. PÍO M." DE MONDHEGANES, O. F. l\f, CAP. hacer suya y vivir en conformidad con lo que encuentra, y no con lo que ha dejado. Despoj arsc y renunciar a lo que es muy personal y nacional para adaptarse a lo nue– vo recto y lnwno le serú difícil al misionero; pero por el bien de los indígenas a quienes evangeliza debe sa– crificarse y no cambiar la civilización del pueblo. Otras adaptacianes.~Podríamos hablar de otras adaptaciones en los usos externos, en la lengua, en la 1itcratura, en la estética, en la filosofía, en la urbanís– tica, y en tantos otros órdenes de la vida individual, conyugal, familiar, social, privada y pública, religiosa, intelectual y política. Baste lo dicho para que el misio– nero sea cauto y prudente en su apostolado, sepa cap– tarse la benevolencia de los indígenas y adaptarse a su convivencia, sin ofender la fe, la moral, el dogma y su dignidad de ministro de Cristo y heraldo del Evangelio.

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