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C\PÍ'ITLO VI DE LA JIETODOJ,OGL\ ESPECIAL Se pueden considerar los ml'todos con relación a las religiones de los pueblos entre los cuales el misionero tiene que ejercitar su apostolado. No todas las religiones y confesiones ofrecen las mismas dificultades. Cada re– ligión presenta dificultades 1nús o menos profundas. Las persuasiones religiosas de cada individuo o de cada gru– po étnico son muy diferentes. Aquí hablamos sólo de algunos grupos generales. Cada misionero podrá aplicar en concreto lo (lllC mejor le parezca, según las circnn– lancias. Al\TÍCCLO 1." llfrlodo con los paganos. Entre las lrilms de los pueblos llamados primitivos o de cultura poco desarrollada se encuentran idólatras, animistas, totemistas, fetichistas, hechiceros, etc., a los cuales no es difícil evangelizar. En cnsi todas esas re– ligiones existe, con mayor o menor claridad, la idea de un Dios Supremo (1). (1) Cfr. G. Sc1n1rnT, Der Crs¡irunu rler Gotlcsidee, 8 vols., :\Iünstcr in W. (l!J2f5-1949).
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