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42 DR. P. PÍO M." DE ),IONDREGANES,. O.. F. ),[. CAP. Conuersirn,es colrcliuas. En la historia de lns misiones tenemos muchos casos de conYcrsioncs colectivas o en masa. Así, por ejemplo, en los pueblos húrbaros, a yeces, se convertían en nrnsa los súbditos a la conversión de su rey. En algunas re– giones de Africa y Amé-rica tribus enteras suelen seguir la rdigión de los rcspccliYos jefes. No obran por íntima conviecióu personal e individual, sino mús hien por el ejemplo de los c1uc gobiernan. Para que esas conycrsioncs sean firmes y duraderas es necesario que oportunamente se den a esas gentes las necesarias inslnH·dones en mu te ria de fe y costum– bres, según su <.:apacidad y las posibilidades. Es muy peligroso ahan<lonarlas hasta que no se hayan arraigado en la Yida cristiana. Porque, eamhiadas las circunstancias o los mismos jefes, fúcilmcntc pueden volver a sus errores o supe rslieimws. Por lodos los medios posibles se debe procurar In pcrseycrancia en los convertidos. Con la instrucción, la educación, la predicación asidua, la irentcneia de sa– cramentos, los días de retiro, el culto, las Asociaciones religiosas, ele,. formarles en una intensa vida cristiana para que puedan vencer todas las dificultades y pcrse– ,·erar firmes en la religión ahrazada (22). (22) Cfr. .lprl's fo conl'crsion. Sc11111ine de Missiol. de Louuain (1\J31 ). Lovaina, 19:ll.
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