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36 DR. P. PÍO M.ª I~E MONDREGANES, O. F. l\I. CAP. moclo e.1·lraordinario con los milagros y carismas, corro– borando la predicación de los misioneros y confirmando la veracidad de su doctrina. No falta en la historia de las misiones la intervención milagrosa <le Dios en la vida de muchos santos y célebres misioneros como San Francisco Javier, San Francisco Solano, San Luis Bel– trún, cte. Hoy lo mismo que nyer, Dios puede intervenir de modo extraordinario en algunas circunstancias; pero cuúndo y cómo pertenece a los inefahlcs designios de la DiYina Providencia. 5. Liberlad.--Los que se convierten a la Iglesia no son víctimas del engaño ni de la coacción. Dice el ca– non 1351 : "Ninguno puede ser obligado a aceptar la fe católica. Qnicn viene a la Iglesia debe hacerlo por es– pont{rnea voluntad y verdaderamente persuadido por lns consccucneias graves que se siguen". La gracia de Dios excita, pero no obliga. Los conse– .i os y cxhortadonc's humanas pueden influir, pero no coartar. A ningún adulto se le puede bautizar contra su voluntad y consentimiento. AI\TÍCUI,O 3.º Motiuos y fases de las conversiones. Hemos dicho que el principal factor de las conver– siones es la gracia sobrenatural. Para recibir ésta se pue– den presentar muchas ocasiones o circunstancias pro– videnciales, de las cuales Dios se sirve para excitar a las personas. Pero la conversión supone también en los sujetos un motivo de credibilidad, una razón que deter-
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