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CAPÍTULO III Finalidarfos del misionero. El fin es la norma para obrar. Los agentes intelec– tuales deben obrar por fines conocidos y queridos, y dirigir todas sus actividades y medios para conseguirlos. En otras partes hemos tratado de los fines de las misiones. El misionero puede proponerse muchos fines subjetivos en sus operaciones; pero en la empresa mi– sionera, en la actuación de su apostolado debe procurar los fines objetivos que tienen las mismas misiones. Los fines del operante deben coincidir con los fines de la ohra. Fines prind¡wle11.---¿ Cuúnlos y cuáles son los fines que debe proponerse todo misionero en el ejercicio de su apostolado? Son tres principales: la gloria de Dios, la salvación de las almas, el establecimiento de la Iglesia. A) La gloria de Dios.--Toda actividad apostólica debe tener por principio y por término la caridad o el amor de Dios. Que Dios sea conocido y amado por to– dos los hombres. El apóstol, dice Santo Tomás, aspira, "por la abundancia del divino amor, a obtener que se cumpla la voluntad de Dios, para la gloria del mismo,
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