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EL LIBRO DEL l\USIONERO.-SU ACTUACIÓN APOSTÓLICA 19 Poner toda su esperanza en Dios que le ha llamado, le ayuda y le consuela. La esperanza del premio de sus fatigas le estimularú a trabajar como buen soldado de Cristo. Pero, sobre todo, debe brillar en él la ,·cll"iclacl. Cari– clacl para con Dios, cuya gloria es el fin principal de todo apostolado. El misionero trahaj a para que los hom– hres todos conozcan, alaben y sirYan a Dios. Para es– tablecer el reino de Cristo y para que todas las ovejas entren en su redil. Para que todos los hombres gocen de los tesoros de la redención y amen e imiten a .Jesús, camino, verdad y Yida. Caridad para con las almas a las cuales quiere salvar y sanlificnr. Caridad con todos sin distinción de razas, de colores, <le sexos, de pobres o ricos, negros o blancos. Amar a lodos en Cristo para incorporarlos a Cristo. Caridad para con los pobres, los Bl'cesilados, los de clases inferiores, los enformos, los despreciados, doctos e ignorantes. Hacerse lodo para to– dos a fin de ganarlos a todos. Debe exclamar sincera– mente con el Apóstol: Ego autem libenlissimc impendam, et .rnperimpenclar ip.~e pro animabus ueslris, licet plus uos diligens, mim1s clíligat (5). La wriclad zmiucrsal, sincera y efectiva, scr;Í la principal causa de la fecun– didad de su npostol'.ido. (5) II Cor., XII, 15.

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