BCCCAP00000000000000000000632
EL LIBRO DEL MISIONERO.-SU ACTUACIÓN APOSTÓLICA 17 sangre de Cristo. Si los infieles se hallan en un grado inferior de civilización es nuestro deher perfeccionarlos y cristianizados en lo que se pueda y deba. El misio– nero es el enviado por la Iglesia para llevar los tesoros de la Redención a todos. No le mandan las potestades civiles para hacer propaganda política; le manda la Iglesia para que extienda el reino de Cristo a todos. El respeto al indígena, a su historia, a sus costum– bres, usos y culturas, etc., le atraerá la benevolencia. El misionero tolerará y respetará todo lo que no se oponga al dogma y a la moral. Aun en el combatir los errores usarú de la túctica y estrategia oportunas, como veremos adelante. 5. Evite todos los medios violentos, las manifesta– ciones de ira, de indignación, de celo indiscreto, de in– tereses materiales, de caprichos personales. No debe in– gerirse en partidos políticos, en fracciones y divisiones nacionales, en nada que haga odioso su ministerio. 6. Dehe brillar en las virtudes, porque es el espejo Pn quien se miran los indígenas. No es el caso de enu– merarlas to<lns, pero conviene recordar algunas prin– cipales. 7. El buen ejemplo.--San Pablo recomendaba a Ti– moteo que diera buen ej c1nplo a los fieles "en las pa– iabras, en la conversación, en la caridad, en la fe y en la castidad" (3). El misionero debe conducirse de tal mo– do que pueda decir, como San Pablo: Sed mis imitado– res, como yo lo soy dr! Cristo ( 1 !). Todos observarán lo que hace el misionero. Las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran. (3) I Tim., IV, 12. (4) I Cor., XI, 1.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz