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16 DR. P. PÍO M." DE :i\IONDREGANES, O. F. l\f. CAP. misionero. Ha de ser prudente en todo, siempre y en todas partes; consigo mismo y con los demús; en los mil pormenores de su actuación y dirección, y, lo que es más, de mil maneras diferentes. El ejercicio de esla virtud es muy relativo, y por esto nmy variable. Hay que tener presentes las circunstancias de lugar, de tiem– pos, de personas, de costumbres, de leyes y tradiciones. Cada uno, con cordura y discernimiento, debe saber adaptar, modificar, suavizar e interpretar las normas comunes y universale:s a los infinitos casos particulares que en la vida misionera ocurren en el orden personal, familiar, social, eclesiástico y civil. :t Evitar PI naciollalismo.-La misma prudencia exige que el nuevo misionero evite toda especie de na– cionalismo. Su misión apostólica no es imponer nuevas lcngnas, nuevas eostmnhres, nuevas leyes, nmivas cultu– ras. Por tanto, no dehc "europeizar" ni "mnericanjzar" ... sino evangelizar. No es un colono, sino un embajador de Cristo. No va a Hevar la cultura <lel Ocd<lente al Oriente. Su fin es plantar la Iglesia, que es, por su na– turaleza, universal. No es e:rlranjera ni puede serlo en ningún pueblo. Jesús la fundó para todos sin excepción. En este punto han insistido mucho los Sumos Pontífi– ces. Valga por todos el testimonio de Benedicto XV: .llemineritis non lzominwn debere voB imperium propa– gare, sed Christi, nec, patriae, quae hic est, sed patriae qua sursum civcs adjicere (2). 4. Amar a los indígenas.-~Todo hombre es digno de respeto, porque es un ser racional creado por Dios a su imagen y semejanza; es un ser redimido por la (2) Maximum íllud, AAS., 1919, t. XI, pág. 446.
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