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EL LIBRO DEL MISIONERO.-SU ACTUACIÓN APOSTÓLICA 187 Luego las misiones católicas en nada se oponen al verdadero amor de patria, al nacionalismo moderado por los rectos principios del derecho público y de la re– ligión única verdadera. Así nos lo confirma el sabio Pontífice León XIII en la encíclica Sapienliae Christia– nae: Cetaum, si i:ere judicare volllmus supernaturalis amor Ecclesiae patriaeq11e caritas naluralis, geminae sunt ab eodem srmpiternu principio profectac caritates, cum ipse sit lllrillsqzrr auctor et callsa Dcus: ex quo conscqnitur, non posse altemm officium pugnare cum altero. Utique zztrnmqz!c posszzmus et debemus diligere nosmetipsus, benevolentes esse cum proximis, amare rempublicam potestatemque qzwc reipublicae praesit; eodemque tempnre Ecclesiam colere uti parentem, et maxima, qua fieri pntest, caritate complecti Deum (15). El Sumo Pontífice, en el reciente Mensaje Natalicio, acaba de afirmar que no se debe confundir la vida na– cional en sentido propio con la vida nacionalística: "La primera, como derecho y precio de un pueblo, se debe promover; la segunda, como germen de infinitos males, no será jamás bastan!::~ reprobada" (16). Todas las teorías materialistas, los nacionalismos exa– gerados, en sus diversas manifestaciones, que van con– tra los derechos inviolables de la persona humana, que, en lugar de contribuir al bien común de las colectivi– dades o grupos étnicos-nacionales, favorecen nacionalis– mos partidarios, tendencias políticas egoístas o exclu- (15) Cfr. LEó:; XIII, Sa¡,ienti11e Cliristianae, AAS., 1889-1890, pú– gina 367. (16) Cfr. L'Osservatore Romano, 3-4 de diciembre de 1951, pág. 1; cfr. A.AS. , t. 47, 1955, núm. 1, pág. 22.
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