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CAPÍTULO II CONDUCTA DEL NUEXO MISIONERO 1. El Enviado de Dios.--EI nuevo misionero será ob– jeto de las miradas de Lodos. Es necesario que se porte como el Enuiado de Crislo, Scywulo Crislo, que va en husca de L1s almas para enseüadcs el camino de la sal– vación. No es posihk referir todo lo que debe practicar el misionero para su srinlifieación personal y para la santifkaciún de los dcmús. El espacio sólo nos permite lrnccr brc,cs indicacimws de algunas virtll(ks que debe poseer y <le algunos defectos que debe evitar. 2. Prmlencia.--La primera virtud, que es la auriga uirlrdum, es la prudencia. Esta es una virtud necesaria para todo superior y todo apóstol. Es muy compleja y difícil de ejercitar. E] misionero debe encontrar, escoger, utilizar lo m<:'jor posible los medios mús apropiados y más eficaces para alcanzar los fines de su apostolado. Es una virtud primariamenle intelectual, pero exige tam– hien la experiencia. S<:' requiere, en el varón prudente, penetración de inteligencia, convicciones, sagacidad, cir– cunspección, vigilancia (1). Esta virtud debe ordenar hts adividades todas del (1 J Cfr. SA~To Tmüs, Summ. Tlieol., 2, 2, q. XLVII, a. 4, c. 2

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