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184 DR. P. PÍO M." DE l\IONDREGANES, O. F. 1\1, CAP. dice: At re vera zzt ad szzmmam cleveniamzzs eo clenique pro viribzrn spectat ut Ecclesia nationalis, ut ajzznt, apzicl vos constituatur; quae quiclem Ecclesia, si fieret, jam catholica non esset, cum universalitatem seu catlwlicita– tem illam negaret, qua fil ut vera societas a Jesu Christo conclita, supra omncs N aliones eas<1J.ize singulas zzniver– sas amplectatur (5). La Iglesia, porque es católica o universal, no puede ser nacional; no puede rel~Onocer límites ni fronteras; no puede llamarse extranjera en ningún lugar; debe lla– marse y ser indígena en todas las partes de la tierra. Ahora bien, la Iglesia es esencialmente misionera, por– que es constitucionalmente católica. El dinamismo mi– sionero se deriva, nace y brota necesariamente del dogma de la catolicidad, y de ahí que el espíritu genui– namente misionero sea la expansión auténtica, el florón típico y el fruto más preciado de la misma catolici– dad (6). Luego el misionero no es un explorador, un político, un guerrero ... ; es un enviado de la Iglesia verdadera de Cristo para establecer su reino. Es Jesús que extien– de su acción redentora por medio de sus enviados, por– tadores de luz, de redención y de vida. Es el predicador o mensajero del Evangelio que cumple el mandato del Maestro divino: Euntes doce te omnes gentes ... Su pro– grama es establecer la Iglesia en todo el mundo para salvarlo y santificarlo. No busca intereses patrios o ra– ciales, a los hombres de color blanco o amarillo, negros (5) Cfr. L'Osseruatore Romano, 23, XII, pág. 1; cfr. AAS., 1955, t. 47, núm. I, pág. 12 (6) Cfr. J. SALAVERRT, S. J., Catolicidad y espiritualidad misio– nera, en Espiritualidad Misionera, págs, 61-62, llurgos, 1954.

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