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EL LIBRO DEL MISIONERO.-SU ACTUACIÓN APOSTÓLICA 171 deberes. En este sentido fué redactada también la Cons– titución del 26 de enero de 1950. En mayo de 1954 la Asociación indiana político-re– ligiosa lllahasablw, en su Congreso Nacional, se ha de– clarado contra los misioneros extranjeros, diciendo que son un peligro para la seguridad e integridad de la pa– tria. El autor de la moción presentada al Congreso de– clara que los misioneros cristianos no debían tener el permiso para abrir iglesias en los pueblos y de usar me– dios para las conversiones. En abril de 195:~ el minis– tro del Interior Dr. K. l\I. Kadju lanzó la idea de una Iglesia indiana que no depPnda rnús de vínculos e in– flujos extranjeros. Le respondi{J clara y fuertemente S. H. Tomás Pathachamury, Arzobispo de Bangalore (11). Por fortuna, no todos piensan así. Los movimientos contrarios a los cristianos y misioneros no proceden del Gobierno central, sino de autoridades subalternas que defienden el hinduísmo puro. En diciembre de 1951 se encontraba en Roma, para la Conferencia de la F. A. O., el Ministro de Agricultu– ra, Dr. K. M. l\Iunshi, un hindú ortodoxo, el cual dirige un Colegio universitario en Bombay, y precisando la si– tuación de la juventud decía: "El 5 por 100 son hindúes obstinados; 5 por 100, comunistas convencidos; 90 por 100 son hindúes fácílmente víctimas del materialismo moderno. ¿ Qué hacer para darles una fe?" (12). (11) Cfr. Clero e Missioni, núm. 1, 1953, pág. 56; cfr. VALERIANO, Card. Gracias, L'lndia e la Chiesa, en Clero e Missioni, 1955, nú– merOl 2, págs. 87-88; GrnoLAMO n'SouzA, S. J., ll Gouerno Indiano e i illissionari, ibidem, págs. 89-92; Il Pensiero di Nehrn, ibídem, 1ftgi– nas 93-94. (12) Cfr. E. P., Liberta nell'lndia di N,ehrn, en Gentes, febrero de 1952, págs. 58-62.
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