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170 DR. P. PÍO l\I.ª DE MONDREGANES, O. P'. M. CAP. Tambi<:'.,n en Argel pululan movimientos nacionalis– tas. Ya ,Iurante la primera guerra mundial se despertó un sentimiento político, que se fué intensificando poco a poco. Ahora cualro partidos principales guían la po– blación hacia la autonomía, mas se disputan los votos por la diversidad de programas. Se levanta la nueva patria africana, que quiere sacudir el monopolio fran– cés (9). El nacionalismo africano crece cada día. Como en tiempo de l\fonroe se decía: "América para los mneri– canos", más tarde se dij o : "Asia para los asiáticos"; así ahora se grita: "Africa para los africanos". ¿Ha llegado su hora? Inglaterra, Francia, Bélgica y Portugal, que prácticamente dirigen la suerte de una grnn parte de las poblaciones negras, están preocupadas visiblemente por este fenómeno que se agita en un momento delicado para la Europa occidental (10). India.--En Hl:17 de la extensísima península indiana se formaron dos grandes Estados: el Pakistán para los musulmanes y la Unión Indiana para los hindúes. Para algunos sólo estas dos religiones debieran existir en los territorios respectivos. Pandit Nehru, por lo menos ofi– cialmente, siguiendo la doctrina de Gandhi, defiende que la República indiana no debe transformarse en un Estado religioso. La India es patria común de todos los ciudadanos sin distinción de religión, de lengua, de raza, de casta, en una palabra, de comunidad. En ella todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y los mismos (9) Cfr. V. CARIJILLO, S. J., Europa e Islam in Algeria. Incontro di razze medíterranee, en Gentes, junio de 1953, págs. 541 y sigs. (10) Cfr. V. CARDILLO, S. J., Dopo l'Asia e il turno dell'Africa, en Gentes, p:ág. 759, febrero de 1954.

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