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EL LIBRO DEL MISIONERO.-SU ACTUACIÓN APOSTÓLICA 169 nielad de propietarios agricultores, artesanos, comercian– tes, m<'.dicos y abogados. En Durban casi una tercera parte de la población está compuesta de indios que tie– nen sus mezquitas, templos hindúes e importantes em– presas comerciales. Las restricciones impuestas a la gen– te de color han provocado protestas por parte de la India y Pakislún, y la cuestión ha sido llevada a la O. N. U. Pero los ataques a la política de Malan proce– den del inkrior y se ha llegado a hablar de una guerra civil (7). Cou estos conflictos sufren las misiones. Durante un litigio c·n "East London" el 9 de noviembre de 1952 la multitud enfurecida mató a Sor Aidan, quemó su auto e incendió todas las dependencias de la misión católica. La religiosa iha a socorrer a los heridos. Blancos, ne– gros y asiáticos luchan por razones de prestigio y de rivalidad que se acentúan siempre más. Delante de los grupos de la gente de color los blancos, que son cerca de un millón de ingleses y un millón y medio de boers, en los cuales subsisten todavía las animosidades de las luchas de otros tiempos, forman un frente común de dominación (8). También en Uganda, Madagascar y otros puntos se manifiestan n10virnientos que demuestran la impacien– cia de las masas indígenas por la independencia o eman– cipación de los dominadores extranjeros. Se aumenta egte movhniento a veces por los adheridos a las doctri– nas de Moscú, que pescan en río revuelto. (7) Cfr. Il Dott. ./líalan tira diritio, en Gentes, noviembre de 1962, págs. 304-311. (8) Cfr. Clero e ./líissioni, núm. 6, noviembre-diciembre de 1953. página 428.

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