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166 DR. P. PÍO M.ª DE MONDREGANES, O. F. llf._L_<\_P_.___ cionalismos exagerados incompatibles con los principios universalistas de la divina Revelación. Examinemos al– gunas de esas corrientes. En nuestra época el Africa se ha despertado; todas las regiones de ese obscuro continente están ya explo– radas. Empieza a conocer sus propios valores y a sacu– dir el yugo extranjero, y con facilidad prestan oídos a los encantos reales o soñados de la independencia, en algunos casos quizá demasiado prematura. El amor pa– trio es una cosa natural y honesta; pero no debe exa– gerarse con detrimento del bien común natural o en contraste con los principios más elevados de la Revela– ción cristiana, que son universalistas y nu pueden tener límites ni fronteras. En Africa hay cinco Estados soberanos: Egipto, Etio– pía, Liberia, Libia y Unión Africana del Sur. Egipto se esfuerza por librarse de toda tutela inglesa, comprendiendo la zona del Canal de Suez. Quiere ser completamente duciio de su casa y regirse por sí solo. El nuevo régimen va buscando la estabilidad. Que la Providencia dirija sus pasos por rectos caminos. El Sudán es un condominio angloegipdo desde el año 1899. En 1951 se denunciaron los acuerdos por par– te de Egipto y en 19;18 se reformó la Constitución. Sus aspiraciones a la independencia son evidentes (2). Los Gobiernos indígenas del Marruecos francés y de Túnez, fuertes con el profundo sentimiento nacionalista del pueblo, quieren la liberación de una explotación abusiva, que desprecia al indígena y domina al país en ventaja propia. (2) La independencia del Sudán deseada por el Ministro Ismaís El Azhary (cfr. ll Tempo, 27 de diciembre de 1954),

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