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160 DR. P. PÍO M.8 DE HüNDREGANES, O. F. M. CAP. samente organizada. En Rusia, de los 203 millones de habitantes, 6.883.000 están inscritos en el partido. El po– tencial humano de la U. R. S. S. es inmenso, pues en solas sus fronteras cuenta con 37 millones de hombres del 1915-HH4. Los Estados Unidos tienen sólo 33 millo– nes. Los 67 millones de católicos que están bajo el ré– gimen rojo contemplan su religión hábilmente eliminada con 6°1 sedes episcopales vacantes y más de 1.111 sacer– dotes muertos o deportados. En Checoslovaquia, de 9.000 sacerdotes, 3.500 están en prisiones o condenados a trabajos forzados, y lo mis– mo se diga de la mitad de unas 12.000 religiosas. Unos 120 sacerdotes y 35 religiosas han muerto ya a conse– cuencia de los malos t!·atamientos. Sería muy larga la trágica lista. En la China, donde florecían magníficamente las mi– siones, y que había ya llegado a contar unos 1,H Obis– pados y 35 Obispos indígenas, quedan casi totalmente destruidas. Durante el año 1952 se ha aumentado la expulsión de los misioneros extranjeros. Cuatro Obis– pos y 2-U sacerdotes han muerto en las cárceles, 1,1 Obis– pos y 300 sacerdotes había todavía en 1953; tres Obispos están en residencia forzada; 1.100 misioneros y t};3 Obis– pos han sido expulsados (195:1). La China es un ejemplo de una minoría activa y bien formada. Este extensísimo país, de 467 millones, está totalmente dominado por 50 millones de rojos, de los cuales 20 millones en el Ejército, otros tantos en la po– licía secreta y 10 millones en la Administración estatal. En Yugoslavia los verdaderos comunistas no son más que 150.000. El comunismo controla 78°1 millones de hombres, o sea el 32 por 100 de la humanidad; 64 mi-

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