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i44 DR. P. PÍO M.ª DE MONDHEGANES, O. f'. l\l._ CAP._________ tenares de protestantismos o seclas diversas. Las esta– disticas oficiales anuncian hasta :IOO denominaciones, sin contar otras de menor irnportal!cia que fúcilmente pasan inohservadas en la investigación estadística. Para ponerse (le acuerdo en la acción misionera y c·n la co– operación, y para eslndrnr los problemas misioneros, han organizado y cekhrado Congresos o Conferencias mun– diales. Comenzaron en Nueva York y Londres (185-1), continuaron en Liverp0ol (1860), en Londres (1878, 1888) y en Nueva York (1900). Pero el que tuvo un carácter verdaderamente uniyersal y superó a los anteriores en la organización y eficacia fu{; el Congreso de Edimimr– gu (1H10), "\Vorld l\Iissionary Conforence", al cual concu– rrieron unos 1.000 delegados representantes de -Hi sociedades misioneras inilesas, GO americanas, ¿11 con– tinentales europeas, 12 australianas y sudafricanas. Para continuar los trabajos del Congreso se eslahleció una Comisión (Continuation Cmnrnitlec), la cual, despu(s de varias vicisitudes, fué sustiluída en 1921 por el "Inlenrn– ticma] Missionary Counci]", que recibió su sanción <lefi– nitiva en el Congreso misionero de .Jerusalén <ld afio 1\)28. A éste debían concurrir igual número de de– legados de los países misioneros y de los países misio– nados. Una de las conclusiones fué formar Consejos Na– cionales que estuvieran en continua relación con el Consejo Misionero Internacional, el cual debe servir como medio para una nueva unión cristiana, para una vida corporativa, para la solidaridad de fines y de pro– pósitos entre todos los que trabajan por dilatar el Reino de Dios. En el afio H);{8 se reunía el tercer Congreso Tambaram (Madrús), al que concurrieron 471 congre– sistas pertenecientes a 39 naciones.

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