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136 DR. P. PÍO .'.\1.' DE .'.\WNDREGANES, O. F. M. CAP. generales, y no corresponden, en Yerdad, a un estudio serio y objetivo de las fuentes protcsí.antcs (2). No hay duda que razones externas propias del tiem– po en que nació la Seudorreforma impedían o, por lo menos, hacían muy difícil la actividad misionera exter– na; pero esto no excluye que los reformadores revelaran sus ideas misioneras en los come11b1rios a la Sagrada Escritura, cc,nsiderada como el libro rnisionero por ex– celenda, y dcdaraba por ellos como la única fuente del pensamiento teológico y rnisionulógico. Se impone, pues, una revisión de los escritos de los novadorcs, desde el punto de vista rnisioncro, para conocer con certeza su posición histórica y doctrinal respecto a los problemas misionales. La actividad misionera entre los protestantes se ma– nifestó claramente a fines del siglo xvu por medio de la institución de Compañías o Sociedades que, de una manera o de otra, se ocupan de la propagación del Evan– gelio. Entre los anglicanos se formó en 1698 la Socicty for Promoting Christian Knowledge, y en 1701 la Society for the Propagation of the Gospel in Foreign Parts (:3). (2) P. JUAN .M.rnü, O. C. D., La idea misionera en los fundado– res clel protestantismo. Es/11dio bibliográfico preliminar, en JJisiones ,Extranjeras ele Burgos (19°18), pág. 45. (3) "Es admirable, hasta cierto punto, que en los siglos xv1 y xvn, y aun después, se le impidió el dedicarse a la obra de las Misiones. Pero también es cierto que rn,la ni nadie ha impedido a los mismos reformadores justificar teóricamente las misiones y exa– minar los fundamentos en la Sagrada Escritura, que ellos han co– mentado en numerosas obras, afirmauclo reiteradas veces que ella es la única y fundamental fuente de toda la revelación. Esta ta– rea, en vcnhd ardua, ha sido emprendida en nuestros días por la nublicación de un gran número de ediciones críticas de las obras principales de los reformadores y por la publicación de ciertas co– lecciones entre las cuales la más importante es el Corpus Reforma– torum." Cfr. oh. cit., pág. 49. El mismo P. Juan María examina

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