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UO DR. P. PÍO M." DE MONDREGANES, O. F. l\I. C.\P, can hermanos legos, religiosas, enfermeras, médicos, especialistas, etc. Existen muchas obras, grandes y pequeñas, para toda clase de personas, enfermedades o dolencias suscitadas por la caridad evangélica. La Iglesia se presenta delante de los infieles como protectora de las necesidades materiales, La contempla– ción de todas esas obras de caridad generosa y a veces heroica es un medio para abrir las inteligencias a la luz y mover los corazones a la conversión. Es cierto que las conversiones no se compran con el oro y con la plata. Los móviles determinantes deben ser espirituales y sohrcnaturalcs. Pero no cabe la menor duda que estas obras caritativas son medios muy pode– rosos de los cuales Dios se sirve para cambiar las ideas y los corazones (1). 3. La medicina.~La medicina. es un medio nece– sario para conservar la vida al misionero y para hacer hien al prójimo. Utilizada competentemente y con las debidas precauciones puede ser un medio indirecto de evangelización. Jesucristo dijo a los Apóstoles: Curale infirmas. Les confirió la potestad de hacer milagros en algunas oca– siones. De ordinario no se puede pretender que el mi– sionero haga milagros. Tampoco el misionero sacerdote es ordenado para ejercer la Medicina. Per se es desli– nado a la cura de las almas. No se debe cambiar la misión sacerdotal por la profesión de médico. El sacer– dote deje la Medicina a los médicos; sólo en circuns– tancias especiales y con las debidas cautelas, impuestas por la Iglesia, podrá atender a los enfermos. "Desde (1) Cfr. Missioni Cattoliche, Agenzia Fides, Roma, 1950. Alli se verán las obras de caridad que existen en cada una, de las misiones.

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