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CAPÍTULO XVI L,4S OBRAS DE BENEFICENCIA 1. Alma y cuerpo.-Jesucristo convertía las almas y sanaba los cuerpos. Lo mismo hicieron los Apóstoles. Los misioneros que extienden el Reino de Cristo buscan la salvación de las almas y no olvidan las necesidades del cuerpo. El hombre tiene necesidad de gracia y de alimento corporal. Para el apostolado espiritual han tenido siempre mu– cha influencia las obras de beneficencia. Aliviando las miserias materiales, se disponen los ánimos a las cosas espirituales. Por esto las obras de beneficencia son un medio indirecto para penetrar en el corazón de los in– fieles. Las obras de misericordia preparan los caminos clel Señor. Lo que algunas veces no consigue el predi– cador o el confesor lo obtiene la Hermanita de la Ca– ridad que cura con delicadeza y ternura las llagas del enfermo y sufre con paciencia las molestias que oca– siona. 2. Obras de benef icencia.-Actualmente en los te– rritorios de misiones florece una multitud de obras de beneficencia: clínicas, sanatorios, hospitales, ambulato– rios, leproserías, asilos de los ancianos, orfanatos, ma– ternidad, etc. A la asistencia de los necesitados se dedi-
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