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CAPITULO XIII EL EST1lBLECIJlllENTO DEL REINO Pilato preguntó a Jesús si Él era rey; y Jesús le con– testó afirmativamente. Sí, en verdad que Yo soy Rey, pero mi reino no es de este mundo (1). Yo soy Rey uni– versal de todos los siglos, de todos los tiempos presentes, pasados y futuros. Yo soy Rey del mundo, porque por l\Ií y en 1\1í el Padre ha creado todas las cosas. Yo soy Rey de conquista, porque con mi Sangre he rescatado a toda la humanidad. Yo soy Rey, porque he cumplido la misión de mi Padre de salvar a todos los hombres. l\Ii reino no tiene fin, nü reconoce fronteras, ni lími– tes, ni distinciones, ni colores, ni razas, ni continentes. l\:li reino es universal, abraza los cielos y la tierra, los hombres pasados, presenles y futuros; a los blancos y a los de color; a los ricos y a los pobres; a los del viejo y del nuevo mundo y a los de otros mundos incógnitos que brotaran del planeta. Este reino que por voluntad del Eterno Padre he constituído sobre la tierra se llama Iglesia, mi Esposa dilectísima sin mancha y sin arruga, continuadora de mi misión hasta el fin de los tiempos. Esa Iglesia es (1) JoAN., XVIII, él6.
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