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las, cofrgios, s(·minarios, un in•rsidadvs, hospit;ilt·s, dis¡H'11s;11 ios, orfanatrofios, de. 5.ª La coalición ck las din•rsas si·ctas disi– c!Pntes que Sí' han unido para formar un frentl' común. Pon('– mos solam<·nti' por 1•jcmpl() t·l Congreso :\Tundía\ dl' J\Tisiorw-, ( H'orid JI ísszonury Confcrc11ce ), ccl<'hrado <'ll Edimhurgo, en junio de 1910. Pn el que tnmaron parte más de mil delegados, rqm·sentanles d<' mAs de 150 SociPdadt's misionales. En sus SE'– siones acordaron t'I cstahlecimi,·nto de toda clase de centros de enseñanza y beneficencia; intensifirnr más la producción literaria, mantP1wr relacionPs con los gobiPrnos y escalar, t'n cuanto pueda, los poderes p11hlicos. Detnminarnn también dirigir sus esfuerzos, principalmente, al Africa ,entra!, a Turquía, a Pnsia, India, China y Jap()n. La rolccción de informes, disrusiones, acuerdos, Ptcétera, forman nada menos qtw diez gruesos vol11menes, de los qtw lkvan repartidos más dP 20.000 ejemplares. En 1926 tuvo lugar también, en \Vestminster, otro Congreso misional para hacer un llamamiento a todas sus sectas (World Ca/l to tlzc Clrnrc'h), ron el fin clt' nrg;inimrsl' y cooperar personal \" PConómicamente a las misiones. En él t(lmaron parte nada me– nos r¡ut· 3.000 d<'legados de la ft;lesia anglirana. 7.ª A estos fac– torPs podemos añadir también el fonatismo dP algunas sectas, el apoyo político, la oportunidad del medi~i ambiente en los indíge– nas, la f{iril adaptación y tolerancia doctrinal. 688. c) El pcligro.-Las hrevcs indicaciones que acabamos· de hacer nos pueden persuadir con cuánta razón SP lamentaba el P:)ntífice Pío XI, cuando. ('fl HJ26, dijn a los predicadores cua– resmales de Roma: <,La propaganda protestante se presenta bajo un aspecto verdaderamente alarmante y doloroso- Es cierto que no hace protestantes convencidos, sino más bien indiferentes y desorientados, quP no saben en r¡ué creen ; pero eso mismo cons– t ituyP ya un peligro enonfü'>) (5). Es prt'cisanwnte en !.is regiones, cuyo campo de acción es m{1s amplio y la población más nume– rosa, donde los resultados son más alarmantes, como en las po– blaciones ele la India y de la China, en que el protestantismo causa mayores t·stragos. Pastores, diaconisas, médicos, auxilia- (5) Cfr. Osscri•atore Romano. 17 de frllrPro de 1926. El que dPsee más noU.• cias sobre las misionps protPstantP~, ptlP<lP consulfar al P. l\fANNA, La conversión drl mundo infiel, p. D5 sigs.; IIILAHHí•; nu,. I,a hnra d(' Dios, Burgos 1923; IIAE<'K, El protestantismo 11 los Jfision, en n. PXtraonL de El Siglo de las :Wisiones, di– ciembre, 1929,

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