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QUINTA PARTE. DE LAS RELIGIONES. - CAP. V 509 han los antepasados divinizados de la familia imperial y se con– servaban los trt·s tesoros que habían legado a sus descendientt•s : el espejo, el salilc y la alhaja de la casa soberana. Una hija dPI l\Iikado ejercía el oficio de sacerdotisa (1). El culto generalmentt• S!' ejerce por los hon::;os, los cuales no forman una casta aparte, como los bonzos budistas, y pueden ser casados. Los ritos d,·l culto shintoísta se reducen a sacrificios, oblacio– nes, pn:n•s e.n su lengua affaica, purificaciorn·s, lustraciones cor– porales y bulliciosas divt'rsinncs populart's con repn·sentacimws tt·atrales (2). Hacia nwdiados del siglo n después de C., penetró, por medio de Corea, el budismo t)n el Japón, con todo su bagaje de doctrina. Al principio encontró alguna oposición, pero, adap– tándose con facilidad al medio ambientP, luego adquirió carta de ciudadanía en todo t'l país, ejerciendo poderosa influencia en la vida política, social, intelt>ctual y lit,·raria. Como hemos indi– cado arriba, el shintoísmo y el budismo penetraron en los pala– cios de los magnates y en las chozas dt· los pobres con sus creen– cias, sus cult()s y sus bonzos, cuya fusión se extiende hasta el 1700 p. C. y llt•na una parte conc;ideralile de la civilizaci{ll1 p– ponesa. El budismo japonés st• ha dividido rn innumnables sectas, las cuales, junto con la doctrina del Shint<1, han formadr1 un eclPc– ticismo religioso muy superficial, que va degenerando en un agnosticismo incrédulo y sistemático. En la moral japorwsa, df' relativa elevación, pn·dominan. los t·lt•mentos büdicos ,. c·o11fucic1nistas. P:1ra b humanidad t'Xist(•n diez mandamientos ; no matar, no robar, no adidterar, no mentir, no despreciar, no murmurar, no calumniar, no ser egoístas, no airarse y no culti<uar malos pensamientos. De la observancia de este decálogo se dPrivan las seis virtudes principales: mis 0 ricor– dia, moralidad, paciencia, energía, reflexión, sabiditría. Para la masa comün del pueblo bastan los s1guwntes preceptos: no matar, no robar, no darsp a la lujuria, no nwntir, nn embriagarse. Estos cinco mandamientos los denominan los Gnkai. Tirnen, además, las Gorin, o sea las cinco relaciones humanas: entre príncipes y vasallos, padres e hijos, s,·ñores y criados, maridos y mujeres, herm:rnos Y hnman:1s. <ll Cfr. J. DAHLMANN, Las rr/ir;iones d1 ! Japón. <'11 Christus, p. Hl!l. (2) Cfr. DAHLMANN, o. c. p. 232.
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