BCCCAP00000000000000000000631
499 Los más reputados indianistas no saht'n definirlo. No es la nada, ni tampoco una existencia beatífica; es inmortalidad, lindero del rnús allá, morada, isla y liberación del dolor; pero esto no es lugar o estadn, sino vacío puro, disgregación de la individualidad pan•nte, fin dl'l proceso de los fenómenos mentales. El camino pma llegar alli1 PS la ausencia de todo deseo ( l ). 5. Es notabilísima en la India la distinción de castas, de donde resultan las gradaciones de !as clases sociales. Antigua– mentf' no s1'. conocían m/ts que cuatro: la de los sabios y sacer– dotes, la de lns militan·s, la de los paston;s, agricultores y comPT– ciantes y la de los operarios; pero sucesivamente se han ido aunwntando, de tal manera que los últimos censos registran ya unas 2.300. La más pequeña diferencia de nacimiento, de raza o individuos, hasta .p:ira formar un:1 casta aparte. Los deberes y dt:n·chos dt· cada u n;t están r'.n relaci,'rn con su dignidad. La mayor desventura y cksprecio que puede ;;uccder a un indio es carecer di· crista. Es reputado cnm() un vil e inrnunuo. El número d1· ('Stos infelices, llamados parias, asciendf' a unos 50 millones pró– ximamente. Estas difrrencias sociali:s son causa ck innumerables males para L"l país, d,·gPncran la raza, impiden el progreso, la ciencia, la cultura \. J;1s ;ufr·..;. Sun tamhit;11 i~r:111díc;irn,1 im¡wd nwnt() para la dift1•~i<',11 d,·l nic;tÍ;111ic;mu, porqtH lns r·,H1n·rticlos 1wc,·saria– men!<' se pnndrí:rn t'll comunicación y relariones cnn otras castas inferiores y aún cun los -parias. 6. A estos males hay qrn· afíadir la condición miserable en que se encuentran las muj<:rt·s, por lo rq::,·ular analfabetas, y con– <knadas a lleY:tr una vida arras1radisi111a t'n la :::;ana1w e, lugar ck apartamiento para las mujeres. St, les obliga a contraer matri– monio desde niñas, y sí el marido mUt're, debe qnedar viuda por toda la vida, siendo considerada como mujer de mal augurio ... (2). Algunas pocas sr·ctas de limitada difusión se consideran total– rn,·nte sq1aradas del cuerpo principal, aunque pasen también bajo el título ch: hin<luístas. PertPnt:C<'n a t~stas ciertas formas moder– nas, como la Brahmo-Samj y la dP Arya Samaj. Existen también Jainas (jlH: snn hinduístas en el sentido más amplio de la pala- 0) l. I)¡· r \ \LI ¡'1, Pot-~i<!'\, ('ll jL :r;·1 (2) SPgún "1 P. llfanna en lfll l había en la India casados menores de diPz años; 1:M;.000, 1nPnorPs dr• ei11co; y l:i.·n2, rruP no 11Pgahan a uno. Exis– tfa.i1, adt~m5.s, unas 335.000 viudas, !nPnnrt-'S de quincP años; 111.000, menores dt~ (lipz; 17.000, menores de cineo; y l.ono, que tenían menos de un año. He aquí tma <le las delicias del po.~anisrno. Cfr. La com·crsión ele/ mundo infiel, p. 47 y sigs., Burgos, rn2:1.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz