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CUARTA PAHTE. · SEC. I. CAP. VII. AHT. II 417 de misioneros de diversos Institutos religiosos, el clero secular, las vocaciones Pclesiásticas, la enseñanza y la vida católica, en poco tiempo se han desarrollado considerablemente, formando una Iglesia bien organizada, como se manifestó en el Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Sydney en 1928. En Niieva Zelanda empezó el crecimiento de los católicos en 1838, debido en gran parte a la inmig-ración de europeos y a los trabajos apostólicos dP los maristas. Se ha formado ya el arzobis– pado de V{ ellington, con tres obispados confiados al clero secu– lar. Trnbajan también los Padres de l\Till-Hill en Nueva Zelanda del Narte entre los indígenas maoríes. En los inmensos territorios de la Mel:mesia y Polinesia están desde el 1827 los misioneros de Picpus. En las islas Gambiers se distinguió el célebre P. Lava!. Desde el 1833 desarrollaron gran actividad apostólica los maristas t,n las islas dP Samoa, Tonga, Fidji, Nueva Caledonia y Nuevas Hébridas. Los Padres de Pie– pus se exténdieron por el Norte y Oriente de la Polinesia en las islas l\Iarquesas, Gambiers, Tahití, Sanchvich y otras (17). Merece recordarse el heroico picpusiano P. Damián de V Puster (1889), apóstol de los leprosos de la isla dt• I\1olokai (18). Saclíalin fué <1cupad,1 por R11si;, t'n 1857, que cedió la partt· meridional al Japón en 1905. Ejercieron allí el ministerio los francisc.:anus pnlacns, lus cuales iniciaron la Pvangelización de la isla. Las islas Marianas, Carolinas y Jforshall fueron evangeliza– das por los jesuítas desde 1731 hasta la supresión. En 1886 ef rey de España mandó a los capuchinos a aquellas islas y la Pro– paganda Fide erigió una misiém dividida en dos zonas : Caroli- 1zas orientales y Carolinas occidentales (19). l\Iisionnos del Sa– grado Corazón i 11 tl:ntarnn evangelizar las islas JI arshall, pero fueron obligados a abandonarlas por la oposición de la autoridad civil; solamente pudieron volver en 1898. Después de la ocupa– ción alemana de las l\Iarianas y Carolinas las misiones pasaron a !ns capuchinos alemanPs hasta la guer~a europea; después fue- (17 J Cfr. LLOHCA, o. c., p. 81(1. (18) ENGLEBEHT, El P. DamÍ<Íll, rfr lo,; ll ]Jrosos, Madrid, 1944. (Hl) Cfr. Pío DE ESTF:LLA. o. F C.\P., A.puntes para la Historia de las Mi- siones de las Islas Carolinos. en Amwrio 1fisinnal de los PP. Capuchinos de Nava– rra, 1934, p. 27-7B, Pamplona, 1934 27-M.
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