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41fi dificultades, ha entrado hoy en período de franco progreso y ha sido reconocida oficialmente p¡¡r el emp-::rndnr en 1928. El cato– licismo progresa, aunque con dificultad, en el Japón, favorecido por la brillante cultura de sus habitantes y por la intensa propa– ganda de un buen número de sabios y dt: personajes notables que han abrazado d Evang·elio. León XIII, en 1891, establecía la j(•rarquía eclt·si;\stica rn11 un arzobispado Pn Toldo y las dió– cesis sufragúneas de Nagasaki, Osaka y Hakodate. En 1927 fué consagrado en Roma :·1 prim,·r obispo indígena japonés, :1Ionse– r10r J en aro Ilayasaka, y fué confiada al clero indígena la diócesis de Nagasaki (15). En Corca s,· formó un vic:lfiato en 1831, cuyo titular fué :\lons. Brugniere, de las l\lisiones Extranjeras de París; pero, como el país estaba cerrado a todr,s los t:xtranjeros, no logró pe– netrar. Secretamente pudieron entrar en ,,] territori(l, t·n 1837., t'l P. Chastan; en 1839, el P. j\fouhant, y poc(1 después, el nuevu vicario J\Iuns. Imlwrt, p,ru los tre.'i fueron martirizado:-, en la persecución de i839. Entre muchas dificultades, la Iglesia conti– nu<'i progresando hasta el afio 1866, en qiw estalló otra cruel per– secución, en la cual perecieron dos obispos, siete misimwros y gran nümero de fielps. Obtenida la libt'rtad de misionar en 1884, las Cflnversiunes empt>zarun a aumentar de una manera satis– factoria, gracias a los trabajos de los misioneros de l\Iaryknoll, benedictinos de S. Otilia v san•rdutt:S del St'minario de París. 583. l\lisiones en Oe,eanía. AusLrali.1 fut'- C()llquistada p(lr l< ingleses el 1787, Pío \'II la puso bajo el vicariato apost6!ico de la isla de r-.Iauricio. El P. benedictino Ullathorne (1832) traliajó rnn ran cPln y fu,, posible erigir ya en 1835 1·1 vicariato d(· Sidney. rksdc ,•stt• momento el número de cat6lirns creció rápi– darnenit'; en 1874 existí;rn dos arzobispados, Sidncy (1842), con seis sufragáneas, y :\felbnnrne (1874). cun cinl'o. El aí10 1845 lle– garon los benedictinos españoles, que estahl,·cieron Ía floreciente misión en la célebre abadía de Nueva Nursia (16). El número (15) As \'uG'1\ Le Catholicl,srne au Ja¡wn, Paris, 1905; A, LIGNEl:L, L/Evanr;ile ,n Japon au XX si~cle, París, Hl04; !11AHN.>S, La reli0ion de J,'sus resuscitéc au Japon, ~ Yüll. Paris, lR!Hí; l\í. R. l\'IrRAN!lA, A través del Ja11ón, lViadrid, 1D42; A~1ADO VILI.ION, Cincuenta años por el Japón, trad., prólogo y ed. por el P. M. Do– M;,ZAÍN, S. J., :.\fadrid, 1936. (16) Cfr. SANTIAGO HODRÍGCEZ, El P. Salrado. r.:n gal/e,¡o civilizador de AU:i· tralia, Madrid.

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