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16 NOCIONES PRELIMINARES.· ORIGEN Y DESAR. HIST. DE LA MIS. f) Para dar una orientación segura y o,rtera al mm:imiento misional contemporáneo; ya que es necesario, si se quiere coger el fruto apetecido, encauzar debidamcnt,· esas corrientes misione– ras y misionológicas que se observan en este «Sig-lo de las l\I i– siones». Estas y otras razones, que en obsequio a la bn·vedad omiti– mos, nos convencerún de la importancia y necesidad del estudio de esta ciencia, de implantarla en la carrera eclt-siústica, de mi– rarla con cariño e interés, corno verdaderos embajadores de Cris– to, cuya misión redentora estamos obligados a c()ntinuar. Las nuevas Facultadt'.S o Cfttedras establecidas en algunas U niversi– dades y los cursos especiales en muchos Seminarios <' Institutos religiosos, dan testimonio de la real importancia de esta asig·na– tura, tanto bajo el punto de vista tt·órico como prúctico (59). 11. Origen y desarrollo histórico de la Misionología.-La obra misionera es tan antigua corno la Iglesia, pero el PStudio sis– tt'.mÍttico de su actividad es reciente (60). Corno ciencia aparte po– demos decir que es de nuestro siglo. Sin embargo, algunas de sus partes las encontramos más o menos tratadas en el decurso de los tiempos; por t>sto, para orientación de los alumnos, quer!'mos dar algunas pinceladas en el cuadro de su evolución histórica. En los primeros siglos de la Ig]psia, los Apóstoles, Apologistas y SS. Pa– dres, se cuidaron más de propagar la fe y deft>nderla contra los ¡dganos y herejes que de reducirla a un sistema científico. Poseían la :\Iisionología, más o menos pr{ictica, aunque careciesen de la teórica sistematizada. Si bien m aquella edad no se escribió ningún tratado especial de :\1 isionología, sin Pmbargo, muchas partes de esta ciencia se hallan fragmentarianwnte estu– diadas en los escritos de los Apologistas y SS. Padres, sobre todo, las cues– tiones referentes a la Sagrada Escritura y a los fundanwntos dogmáticos y morales. En la Edad Media se notan ya algunos conatos de sistematización, o, por lo menos, la tendencia de hacer servir directamente, para la conversión de los infieles, mahometanos y herejes los adPlantos dP la Filosofía cristiana y Teología católica. Este movimiento doctrinal y lingüístico se inicia y des– arrolla principalmente en las dos nuevas OrdPnes de Sto. Domingo de Guz– mán y San Francisco de Asís. (59) Cfr. P. Pfn M. DE Mo"DHEGANES, La ensciianza científica de la Misionolnofa en la carrera eclesiástica, en Bibl-iotheca Hisp. :1lissionum, t. II, p. 7 y sigs., Bar– cPlona, 1930; ¿Qu{: es Misionolngía? Contribución cic>ntífica <lP la Al"IcME, en Illuminare, 1932, t. X, marzo-abril, p. 1-18. El movimiento misionológico en la ac– tualidad y sus orientaciones científicas, p. 27 y sigs., Asís, 1934. (60) Cfr. ROMMERSKIHCHEN, en Guida delle Miss. Catt., p. 573.

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