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092 l\IISlOC'iES !JE L,\ l!'iDL\ Y EL TIHET y conquistado en París para la Compailía por San Ignacio d¡: Loyola, pronto sintió dentro de sí el Espíritu de Dios que le lla– maba a ia sublime empresa de salvar almas. Enviado en 1541 por San Ig-nacio a la India, a petición d,: Juan III de Portugal, Pn cumpariía del P. Pahlu <k Canwrino. italiano, y Francisco dP l\fansilla, portugw's, predicó primero la fe en las islas dt; Socotora y d(' l\lozambique, que enco11traron en el camino. Llegado a (;oa ,·l 6 dt• mayo di' 15-12, comu,z('i su npus– tolado predicando a los cristianos portugueses y dcmú" l·uropeos de la población, que, a pcsnr de tt1wr un obispo tan c¡•Joso como el franciscano Juan de Allmrquerque, dejaban basta11tt' que de– sear. DPsprn;s emprendí(\ la t'Yan~~t'.lización dl: k,s indígt,nas Ut' la custa de Pescadorec; y de la tribu cfr Paray;;, d<' d<rndv pasó al rPin11 de TraY;mc<J,' , el(' ;illi a Ccilún, ;1 la ¡wnínsula d1• \L1- laca y a las islas :\Iolucas, dol1(k ]Of::'Hj cupiosísimo fruto. Hahi(•ndo con\t•i·tido Pn :\Jalaca :1 un nobl<' japurn~s, t;stc k habló dt, su tierra como d1: un país pr,',srwru t'. in,.,lign1te, y áYido de conocer la verdad, todo lo nial hizo conet:bir al santo Yl'iW– mentl'S deseos Je ganar para J t:sucristo aqud podnns,, reino, y allá se clirigi6 en una mala embarcación china, a pt:sar <fr la opo– sición de los pnrtu~;ueses. lTn:1 vez 1·11 t'l Jap<Ín, i·tinwnz/1 a pn·– dicar el Evangelio no S(Ílo a l;i gente sencilla del ptlt"lJlo, sino a los mismos bonzos, lcgrand<1 convertir a muchos de dl("S d(' los más principaks del país, rnmo también a algunos príncipes <le los más notables. Habienrfo notadc, f!LH' 11na de las raznnes m{is poderosas que los japoneses oponían a su corwrrsión era el que no lo hacían los chinos, quisn p:1sar :i c•y;111t;-,·l izar la Chin:1: mas cuando llegó con este nobll' ¡vnpósitn :1 1:: ish d' S:rnciano, a seis millas nada más del continen1,· chino, 1111;1 enfrrmecbrl mortal cortó su brillan– te carrern apPc;tc'>lic:1 (1552), d('jando. 11n nhst:lllle, s,·ñalado ya el camino qw· lwhbn de ',f'~'.uir Jn,, mi"irnwr,,s (jli<' Yinier;1n dPtr;h ch· él. 549. Durante el ~;iglo XVI, aunque no faltaron dificultades y persecuciones a los misioneros, sin embargo continuaron aumen– tando el número de los convntidos, pues al fin dPI siglo ('D la India v Ceilán se mntahan unns 75.000 cristianos de Santo To- . ' más y 300.000 cnnYt:rtidoc; al catolicismo. En el siglo xnr desarro– llaron gran acth-idm! :1postólic;1 Roberto ".\ohili ( 1577-1656), fülltas:ir <le Costa (1610-1737), Francisco La>-nez i 165€3-1715) v
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