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:106 EDAD l\IEDI \. ~ SF:CHJ~DO PERIODO Los misionf'ros de este primer período de la Edad l\Iedia tenían un especial cuidado de estudiar las costumbres, los ritos y gustos de los pueblos que iban a evangelizar. Procuraban identificarse con ellos en su modo de vivir, para irse ganando poco a poco sus -voluntades, ,·n,.;eilándo!rs primero algunas artes útiles de los pueblos civilizados, aprendiendo su lengua, etc. Y, una vez gue habían logrado captarse la benevo– lPncia de los indíg-enas, comenzaban con mucho tino a instruirles t'n el EYangelio, y a inculcarles la necesidad de bautizarse y de recibir el cristianismo. Pronto se dieron cuenta también de que la profunda venera– ci<ín olwdiencia que aquellos pueblos profesaban a sus reyes, les podía servir grandemente en su más rápida cunversión, y así ponían sumo empeño en convertir primero al rey, para que des– pués los súbditos entraran, con su ejemplo, mfts f{1cilmente en la TH.ll !Ya doctrina, cnmo sucedía casi sit·mpre. Este fu{· el método usado por San Leamlrn con Rt'.careclo, pnr San Rl'mig·i1) con Ci1,– dnYeo, por San Ae:11stín con el r,,y de Kent, por San Adalberto con San Esteban, y otros Pjemplos que pudiéramos citar, y que ,,nse11an a los misicnwrns cómo (l¡•]wn aprovecharse ele todas las cirr1mstancias f:norahlt";, (kl cnnocimi,·nto de las costumbres y hac;ta de ias super-;ticiones de los países que evangelizan, para m{1<; fácilmf•ntl' lo¡~rar su conversión (25). CAPITULO V En \D ,rnmA.--SEt~C\DO PERIODO f111ulaciá11 ti,, las p;rand,·s Ordenes Misioneras (siglo xm).-De.~cuhrimient-0 de 1mérica (,iglo XV y xv!) 509. El misional, algo decaído, recibe aliPntos con la funda- ción dt, las :::randes Ord(•nes de franciscanos y dominicos, Ordr:ne- m!s10neras po!· excelPnch, que dan un grand<' impulso misional a la I¡!,1P– sia durante pste pPríodo. Las misiones católicas tienen por objetivo especial los puehlo:.; dP Asia, donde los misioneros alcanzan éxitos sorprendentes. Los mom;n!P,, lo, t{1rtaros y chinos rPriben con benevolenda el Evangelio y mucho, ,le ellos se conderten; aunque, por desgracia, estas conquistas de la fe no son permanentes. (25J cr,·. 1,1 !.tstó, wo Pil Ri bliothn:a flisp" 1li118 t I, p 41 y sigs

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