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CUARTA P.\R'H;. - SEC. L - CAP. Il ;-351 formento que transformó aquella ingente masa pagana en cris– tiana. Los obispos que nombraban los Apóstoles para las diYer– -oas Iglesias tenían el citrÚckr dt: Yerdad¡,ros misioneros, con la dt, pr,·dicar la a íus infieles que encontrasen en la ciudad o comarca que se les asignaba. Así, todos los obispos nombrados por ios Apóstoles, como los siete que San Pedro envió a España y los c¡ue San Pablo y San Juan en \;¡,; Igksias de ,\sia y d1' Grecin, eran otros tantos mision, roe.; celosísimos, que, ayudados de sus presbíteros < Pl gran milagro de la conYersión del mundo infiel. 487, Misiones en PerRii1 y Armenia (302).--El Imperio Ro- 1:1ann era estrPcho campo para d c:elo de !ns misioneros cristianos, q¡¡,•, olwdit'i1tes al pru-.·pto dt· Jesucristo de predicar el EYanf;<'lio en todn ,.¡ mundo, ,w , 0 xtendíero11 por los reinos vecinos, como la Pcrsia, dc,nde \ a t'!l el siglo II y III había numt•rosas cristian– dad1,•c, r¡u,· bien pinntt, st: reunieron en diócesis, con un metro– ' r :;itk11t1· 1·11 :'>,·krn-ia, 1m siend(J 111<>t,,,;1:1dns didH>:i ,·ris- tianos mientras p,-rsas t'StuYieron en paz CUil los romanos. A rm iluminada con la predicación de San Bartolomé y regc'.lcb con su pn·,:i()sa sangre, rué una de las naciones qUt· más pronto abrazaron la f,. de Jesucristo, Jrnhi{:rnlnse probado histó– ricamPntc exic;11'1wia , n aquell:1 n;ici,'m de cristiandades flore– cientes en los prinM·os d,· la [gl1•,,ia. Después del Apóstol arriba mencionado, dt•hc Armeni:i su ev:rngelización al celo infa– tigablr de San Grl'goriu Lusaruvic, llamado El Iluminado, des– cendiente de la familia real d,· lus Arsacidas, cuya santidad y celo lograron la coiwt:rsión del n·v Tiridates II y multitllll innu– merable de sus st\bditc,s, Fué ,·, 1n..;agrado el afio 300 nwtropoli– tano dt• l\rm(,nia, car,..rn en el qw dt,splegó llll ct•lo verdadera– mente apostólico. 488. Edicto de Milán y Concilio de Nicea. - La L'(l!lversión d¡•l Em¡wracl,ir C,in•;1antino ;il crisrianismo t·s un hecho de máxi– ma trascendencia." En adelante, h I¡~lesin, en su avancf' pvange– lizador, \:t 11,1 st· <'!wontrnrú ffin el to1w de la auturidad ci,·il; pnr: el contrario, el poder temporal se har!t instrumento efi– cacísimo de la Iglesia. El Edicto de 1Iilán, promulgado por Constantinn en 313, no ,;¡'¡Jn conceck la 1 ilwrtad a la Iglesia para predicar el Evangelio, -;ino que hace d<·l cristianismo la religión del Imperio Romano,
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